viernes, 22 de octubre de 2010

Sobre los hijos

Y una mujer que tenía un niño al pecho dijo:
Háblanos de los niños.
Y dijo él:

Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Son hijos e hijas del anhelo de la vida por sí misma.
Vienen a través de vosotros, pero no vienen de vosotros,
Y pese a que están con vosotros no os pertenecen.

Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis dar alojamiento a sus cuerpos, pero no a sus almas,
Porque sus almas moran en la casa del mañana, que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros por ser como ellos, pero no busquéis hacerlos como vosotros.
Porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.

Vosotros sois los arcos desde donde vuestros hijos son lanzados como flechas vivas.
El Arquero ve el blanco en el camino del infinito, y Él os flexiona con Su fuerza para que Sus flechas puedan ir veloces y lejos.

Que vuestra flexión en la mano del Arquero sea para la alegría;
Porque, si bien Él ama la flecha que vuela, también ama al arco que es estable.

Khalil Gibran

jueves, 6 de noviembre de 2008

miércoles, 23 de abril de 2008

La historia oculta de los tres cerditos

¡¡¡Hola, buenas tardes!!! ¿Os gusta este nuevo medio de interacción? Aquí os presento a un lobito bueno. ¿Cómo? Deberes, deberes, deberes y más deberes. ¡¡¡A trabajar!!! Sigue los siguientes pasos:
  1. Copia el texto. Selecciona desde "[2] Todo empezó [...]" hasta el enlace de la página web de AI Catalunya. Utiliza el menú Edición-Copiar.

  2. Pega el texto. Vete al documento de Word. Utiliza el menú Edición-Pegar.

Y ya está. Has hecho magia. Un montón de texto para trabajar sin necesidad de escribir. Ahora, todas juntas, vamos a ver un poco de teoría...


[2] Todo empezó una tarde de invierno en que yo paseaba por los bosques de Asturias recogiendo setas y tubérculos para la cena. Eran mi comida preferida desde que, hacía un año, me había trasladado desde los montes irlandeses en busca de climas más amables. Había comprado un gran terreno con todos mis ahorros y, por fin, vivía como siempre había soñado. Aquel verano, tres cerditos construyeron sus pequeñas casas dentro de mis terrenos. No me importó, pues sabía que tendría a quien acudir cuando necesitara compañía.

[4] Cuando el tornado pasó, desperté ya en el hospital penitenciario. Me comunicaron que los cerditos habían puesto una denuncia por derribar sus casas e intentar comérmelos. En el juicio, todos creyeron a los cerditos. Creo que su aspecto tierno y rosado ayudó mucho. Cuando yo dije que recogía verduras para comer, el jurado se rió, y oí comentarios sobre mis enormes colmillos y sobre la imposibilidad de que un lobo pudiera ser vegetariano, así como sobre mi aspecto peludo y oscuro y mis extrañas ropas. Pero digo yo: ¿cómo es posible que alguien pueda creer que soplando pudiera derribar dos de sus casas e intentarlo con la tercera? ¿Por qué todos pensaron que un lobo peludo no podía ser propietario de los terrenos?

[1] Me llamo Sean O'Connor. Soy un lobo irlandés. Os escribo desde la prisión de Soto del Real, en Madrid, casi habiendo cumplido la totalidad de la pena que me fue impuesta, injustamente, acusado de intento de asesinato de tres lechoncitos. Y digo injustamente, porque, por alguna extraña razón, nadie quiso nunca creer mi versión de los hechos.

[5] Lo único que yo quería era vivir tranquilo en mis tierras, cultivar mis hortalizas, recoger bayas silvestres y mantener limpio y cuidado el bosque. Ahora estoy enfermo y encerrado. Cuando acabe la condena, creo que volveré a Irlanda con las manos vacías y sin ninguna ilusión.

[3] Esa tarde, el cielo se oscureció amenazando tormenta. Decidí volver a casa, cuando observé que un violento tornado se acercaba peligrosamente hacia las casas de los tres cerditos. Corrí desesperadamente hacia la primera, que era de paja. Antes de poder auxiliarlo, la casa se vino abajo y el cerdito corrió a la casa de su hermano. Yo me dirigí raudo hacia ésta para intentar evitar que cayera, pero fue inútil, porque estaba levantada con ramas de árbol, y fue inevitablemente engullida por el tornado. Los dos cerditos corrieron a casa del tercer hermano para refugiarse. Para entonces, era yo el que huía del tornado. Llamé desesperadamente a la puerta, porque esta casa estaba construida con ladrillos y aguantaría perfectamente el vendaval. No me abrieron. Pensé que no me habían oído, así es que intenté entrar por la chimenea. Me tiré por ella y caí en un caldero con agua hirviendo que, supongo, habrían olvidado sobre el fuego.


Y llegó el hombre del saco. Los derechos de la infancia
Marcela Prádenas
Bruño y Amnistía Internacional. Madrid, 2001
http://www.amnistiacatalunya.org/

martes, 23 de octubre de 2007

Obras


Espíritus Rebeldes (1903)
Las Alas Rotas (1912)
Lágrimas Y Sonrisas (1914)
La Procesión (1918)
La Tempestad (Entre Noche Y Día) (1920)
El Profeta (1923)
Lazaro Y Su Amada (1925)
Arena Y Espuma (1926)
Jesús, el Hijo del Hombre (1928)
El Precursor (1929)
Los dioses De La Tierra (1931)
Entre noche y Día
El jardín del Profeta
El Maestro
La voz del Maestro

Khalil Gibran

Gibran Khalil Gibran (جبران خليل جبران Ŷibrān Jalīl Ŷibrān en árabe) fue un poeta, pintor, novelista y ensayista libanés nacido en Becharré el 6 de enero de 1883 y fallecido por síncope el 10 de abril de 1931 en Nueva York.
La ortografía de su nombre más conocida procede de la transcripción inglesa del original árabe. La transliteración correcta en español, más utilizada en publicaciones especializadas, es Yibrán Jalil Yibrán.
El segundo de cuatro hermanos, vivió con ellos hasta los 11 años, cuando gran parte de su familia emigra a los Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades para trabajar y vivir. Antes de ese viaje, aprende de otras personas, entre ellas su abuelo materno, del conocimiento del arte y del saber universal, que fueron base para la literatura y la pintura. Ya con el tiempo aprendió y cultivó con devoción el inglés, lengua que haría famosas sus novelas, aunque no olvidó el árabe, que perfeccionó tras su regreso al Líbano. Durante esa estadía, le nace la idea de escribir un libro, que con el tiempo sería su obra cumbre El Profeta.
En 1902, Gibrán regresó a Boston después de su estadía en su país natal y sin dejar de escribir, inicia su vocación por la pintura, que lo llevaría a ser famoso por doquier; y es en París donde hace exponer sus obras y gana el elogio de la crítica. Luego, en la capital francesa, saca su mejor provecho cultural. En 1912 es publicado el libro Las Alas Rotas el cual había comenzado en 1906.
Con el tiempo, Gibrán trabaja muy duro en la confección de El Profeta, que finalmente logra publicarse en 1923, con éxito total e imágenes de su propia autoría. Después, publica otros libros como El Loco y El Precursor. En esa época, malos presentimientos le invaden el alma y desea retornar a su patría, pero su salud decae constantemente hasta el final de su vida.
En 1928 publica su último libro Jesús, el Hijo del Hombre, obra que hace conservar la reputación y fama notorias del autor, y al morir sus restos son contemplados por sus seguidores en Boston, transportados vía marítima a Beirut y sepultados en la iglesia carmelita de Mar Sarkis en Becharré. Hoy su tumba es un lugar de peregrinación.

miércoles, 10 de octubre de 2007

De la enseñanza

A continuación fue un maestro el que solicitó: "Háblanos de la Enseñanza".
Y él dijo:
Ningún hombre puede revelaros cosa alguna que no se encuentre ya medio aletargada en el albor de vuestro conocimiento.
El maestro que camina a la sombra del templo, entre sus discípulos, no os hace partícipe de su sabiduría sino más bien de su fe y de su afecto. Si es en realidad sabio no os impedirá el acceso a la morada de su sabiduría, sino más bien os conducirá hasta el dintel de vuestra propia inteligencia.
El astrónomo puede hablaros de su conocimiento del espacio, más no podrá ofrendaros ese conocimiento suyo. El músico podrá entonar con vosotros el ritmo que existe en todo espacio, pero lo que no podrá ofrendar es el oído que capta ese ritmo ni la voz que le acompaña. Y aquel que está versado en la ciencia de los números podrá hablaros de las regiones del peso y la medida, más no podrá conduciros hasta ellas.
Porque la visión de un hombre no presta sus alas a ningún otro.
Y así como cada uno de vosotros se encuentra a solas en el conocimiento de Dios, así debe cada uno de vosotros hallarse solo en su conocimiento de Dios y en los misterios de la tierra.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Otra vez aquí

Ahí vamos de nuevo